El último gesto del cínico
- Leo Eliseo
- Mar 4
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Updated: Jun 10
Y así, con una media sonrisa en el rostro, el cínico camina por la vida como un espectador privilegiado de una tragicomedia infinita. Él no busca cambiar el mundo, porque sabe que el mundo es una broma demasiado bien escrita como para corregirla. Tampoco se deja arrastrar por el vacío, porque el vacío es solo otra excusa para no vivir.
En su bolsillo, guarda el legado de Diógenes: una linterna que ya no busca hombres honestos, sino mentes despiertas. No para iluminarlas con dogmas ni convertirlas en discípulos, sino para compartir un gesto simple y poderoso: un guiño cómplice, una carcajada en el momento correcto, la certeza de que, al final, la única revolución posible es no tomarse el chiste demasiado en serio.
Porque mientras otros pelean por imponer su versión de la verdad, él levanta su copa y brinda. No por la victoria ni por la derrota, sino por el único acto que aún tiene sentido en este circo llamado existencia:
Reírse.
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